¿Qué es la rinoconjuntivitis alérgica?
Quizá te suene como a una enfermedad muy rara, peligrosa y de la que hay que temer, y aunque sí es verdad que está presente en un porcentaje importante de la población, no es tan alarmante como suena, aunque sí puede llegar a impactar en la calidad de vida de quien la padece.
Vayamos por partes. Por un lado, tenemos la rinitis , la cual se refiere a la inflamación de la mucosa nasal causando distintos y molestos síntomas como son estornudos, excesos de mucosidad, congestión, picor y malestar nasal en general. Suele presentarse desde edades tempranas y prevalecer hasta la adultez.
La rinitis alérgica , a pesar de no ser un padecimiento grave, sí llega a afectar el día a día de las personas que la tienen, ya que suele alterar los patrones de sueño, produce cansancio y dificulta la concentración, por lo que puede afectar el desempeño laboral, escolar y las actividades sociales en general.
Ahora bien, la rinitis puede ser infecciosa y deberse a la presencia de algún virus; sin embargo, cuando hablamos de rinitis alérgica quiere decir que hay algún factor alérgeno involucrado que hace que los síntomas se despierten.
Entre los causantes más comunes podemos encontrar el polvo, moho , hongos, polen y ácaros. Hablamos entonces de rinoconjuntivitis al momento de presentarse los síntomas de la conjuntivitis como factor secundario de una rinitis alérgica. Dependiendo de la intensidad con la que aparezcan los síntomas podemos hablar de una rinoconjuntivitis leve, moderada y grave.
¿Hay diferencias entre rinoconjuntivitis y conjuntivitis?
La respuesta corta es no. Como ya te explicamos, la rinitis alérgica se presenta cuando una persona se ve expuesta a algún alérgeno que le provoque la inflamación de la mucosa nasal, que a su vez desencadena diversos malestares. Cuando además de estos malestares, la persona sufre conjuntivitis como resultado de la rinitis alérgica, estamos ante un caso de rinoconjuntivitis.
Quizá te preguntes, ¿qué es la conjuntivitis? Pues como su nombre lo dice, es la inflamación o infección de la conjuntiva, que es la membrana transparente del ojo, la que recubre tanto la esclerótica como el párpado, provocando que el ojo adquiera un color rosa o rojizo. La conjuntivitis puede provocar distintos síntomas como son picazón, sensación de polvo o arena dentro de los ojos, secreciones (principalmente durante las noches), lagrimeo y, como ya mencionamos, enrojecimiento.
Por si sola, suele ser contagiosa, por lo que no es recomendable tocar de manera directa un ojo con conjuntivitis, ya que puede propagarse al otro ojo o a otras personas. Cuando se tiene rinoconjuntivitis o conjuntivitis alérgica, ambos ojos se ven afectados y no es contagiosa para los demás sujetos.
Esta enfermedad, por si sola, es multicausal y puede deberse a una infección bacteriana o viral, a algún problema con los conductos lagrimales o como una reacción alérgica que no necesariamente debe de ir de la mano con la rinitis.
Es necesario hacer una aclaración: no necesariamente la persona que sufre rinitis desarrollará conjuntivitis como un síntoma adverso, y de la misma manera, no porque alguien tenga conjuntivitis quiere decir que es resultado de un cuadro de rinitis.
¿Cómo tratar la rinoconjuntivitis alérgica?
Si bien, es importante acudir al especialista para que analice qué tratamiento médico se debe de seguir, lo recomendable antes que todo es llevar a cabo las siguientes acciones:
- Identificar qué es lo que te desencadena la alergia que provoca la rinitis, existen más de 200 tipos de alérgenos, por lo cual debes observar cuál es el que desencadena tus síntomas.
- Evitar el contacto con el alérgeno. Por ejemplo, si tu malestar es provocado por un tipo de polen en específico, evita asistir a lugares donde haya plantas que lo produzcan. O si eres alérgico al polvo o los ácaros es necesario extremar la limpieza dentro de casa para evitar su aparición, así como un recurrente cambio de almohadas, colchones y ropa de cama.
Una vez que lleves a cabo las medidas para identificar y evitar los agentes que producen la alergia, podrás comenzar con un tratamiento farmacológico que ayude a aliviar los síntomas. Usualmente se utilizan antihistamínicos de segunda generación ya que suelen ser eficaces y rápidos en el alivio de síntomas y no generan tantos efectos adversos como los de primera generación.
En este caso, al tomar en cuenta que tratamos también con conjuntivitis, no olvides preguntar a tu médico qué tipo de gotas puedes utilizar para disminuir los síntomas y ayudar a que tus ojos se recuperen de una forma más rápida; así disminuirás los ojos rojos, el ardor, las secreciones y el lagrimeo.
REFERENCIAS